¡Calabazas! Ya estamos en otoño

Las temperaturas comienzan a bajar, la lluvia se vuelve nuestra acompañante fiel y los árboles comienzan a pintarse de colores: el otoño se ha instalado el pasado 23 de septiembre.

En el norte de Francia comenzamos a cubrirnos un poco más y llevar el paraguas a cada salida, ya que en esta temporada suele llover bastante. A pesar de las lluvias y las bajas temperaturas, hay muchas cosas que me gustan, aquí te comparto mis cinco preferidas:

Colores de otoño

En esta época del año me gusta mucho admirar los árboles de camino al trabajo, ya que las tonalidades resultan ser bastante bonitas, muchas veces me detengo para hacer una que otra foto en el parque Barbieux, que es un jardin de estilo inglés, para luego seguir mi camino.

Calabazas

El otoño llega con uno de mis frutos favoritos: la calabaza. Para mi buena suerte, a mi suegro le gusta plantar cada año, así que ya hemos recibido dos que pronto se convertirán en un delicioso pay de calabaza, puré  o el famoso “Pumpkin Spice Latte” aqui te dejo la receta (en ingles).

Detalle: mi suegro hace grabaciones en las calabazas. Aqui les escribió nuestros nombres.

Clima

Durante el inicio de temporada, la temperatura suele ser muy agradable, muy fresca en la mañana y de con días soleados, así que cubrirte con un suéter o una gabardina es suficiente. La verdad es que yo prefiero el frío, aunque hasta ahora hemos tenido muchos días lluviosos y esos me gustan menos.

«- C’est quoi ce petit bruit ?
– C’est la pluie. Vous aimez ?
– La pluie, non. Mais son bruit, oui.”
Extracto de Jack et la mécanique du cœur

Fogatas

Con las bajas temperaturas es normal que busquemos calentarnos cuando estamos en el exterior, así que una buena fogata siempre es buena idea, si el lugar lo permite, obviamente. Algo que me gusta también son los bombones en las fogatas… ¡qué rico!

Noches de películas 

Durante los días de lluvia y frío, una de mis actividades favoritas es ver películas y series. Una buena mantita, un chocolate caliente y a disfrutar después de un día lluvioso o de trabajo. 

¡No te angusties! La vida vuelve a empezar con el otoño (De la película El Gran Gatsby)

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Descubriendo Shanghai

La primera etapa de este viaje fue el gran descubrimiento de la China moderna para después continuar con el lado más tradicional y típico de su cultura, para ello tuvimos que alejarnos un poco de la gran ciudad e irnos del lado de la montaña.

La primera ciudad que visitamos fue Shanghai, una mega ciudad con casi treinta millones de habitantes, es una de la más grandes de todo Asia. Aquí todo fue bastante fácil ya que la gente hablaba inglés y los transportes públicos son muy intuitivos por lo que no tuvimos gran problema para movernos de un lugar a otro.

Llegamos pero ¿y ahora qué hacemos?

Comunicación

Llegando al aeropuerto compramos una sim card que nos costó 100 yuan o renminbi, bastante barato para tener 80 GB de internet y llamadas ilimitadas, más de lo que necesitábamos para 7 días.

Es importante mencionar que todas las redes sociales están bloqueadas, por lo que nuestro medio de comunicación era WeChat o WhatsApp. Es posible descargar VPNs para tener acceso a Facebook, Instagram y Twitter pero es necesario pagar, por lo que preferimos ausentarnos un poco de las redes sociales y dedicarnos a disfrutar la experiencia.

Dato curioso: al ser una ciudad tan moderna, la gente suele pagar todo por medio de su teléfono móvil, los restaurantes, metro, taxi, compras… ¿increíble no? 

Puesto de flores, el pago se puede realizar por medio de WeChat Pay.

También, saliendo de un bar, una señora se nos acercó vendiendo flores, aunque no queríamos, logro vendernos unas, lo chistoso es que después de unos minutos insistiendo, mi amiga Tianyu le pago por medio del código de barras que la señora tenía en un gafete.


Comida

En Shanghai puedes encontrar todo tipo de comida internacional, pero decidimos probar tanto como pudiéramos la comida regional, así que iniciamos nuestro viaje gastronómico con el famoso Xiaolongbao o sopa de Dumplings, creo que fue mi platillo favorito y seguí buscándolo a donde fuera que íbamos. Otro tipo de comida fue el tradicional Hot Pot, una manera muy convivial de comer, ya que tienes todos los ingredientes en la mesa y tú vas cocinando lo que te apetece dentro de una olla de caldo hirviendo. Yo ya había probado este concepto en París y sigue siendo una de mis comidas favoritas.

Noddles, Sopa Wonton y cerveza Pearlriver.

Clima

Durante el mes de agosto se tiene un clima bastante caluroso en China, por lo que es mejor vestir ropa ligera y cargar con botellas con agua, la humedad y el calor pueden deshidratarte rápidamente.

Abanicos con difusor de agua para refrescarnos mientras hacíamos fila para comprar boletos para la Torre de Shanghai.

Transporte

Como lo mencioné antes, en Shanghai es muy fácil moverte en el transporte público, además que hay personas que son felices de ayudarte en caso de que te pierdas. Nos tocó hablar con varios locales en el metro, quienes nos daban consejos y se sentían curiosos sobre de dónde veníamos, su reacción siempre era la misma ¿Francia y México? ¡Pero qué lejos!

Los cajeros del metro cuentan con versión en inglés y hacen un cálculo de precio según la estación a dónde vas, pagamos entre 4 y 5 yuanes por viaje y por persona.

Lo más caro que pagamos fue el Maglev, que es el tren eléctrico comercial más rápido del mundo, con el puedes ir desde el aeropuerto de Shanghai hasta las afueras del área de Pudong, su precio es 50 yuanes por persona.

Pantallas publicitarias en el metro.

Lugares que pudimos visitar durante dos días

El Bund

Quizá habrás visto fotos de este lugar tan popular de China, muchísimos turistas recorren este el malecón para hacerse fotos y admirar los altísimos edificios de la zona de negocios de Pudong, que se ven en el otro extremo, incluida la Torre de la Perla Oriental. En el puedes observar también el Río Huangpu.


Calle Nanjing

Es la calle principal de Shanghai, en ella encuentras todo tipo de tiendas y es conocida por ser una de las transitadas del mundo, tanto así que cuenta con un tratado de amistad con los Campos Elíseos de Paris.

Tiene una longitud de unos 6 km y tiene al menos 1 millón de visitantes diariamente.


Parque del Pueblo (People’s Park)

Cerca de la Nanjing Road podemos encontrar este parque público, cuenta con varios museos y es muy turístico. Acá pudimos ver como los domingos, muchos padres ponen las fotos e información de sus hijos solteros, esto con el propósito de encontrarles pareja. Estas personas al mismo tiempo aprovechan para hablar y socializar con la gente curiosa que viene a preguntar sobre esta divertida actividad.


Shanghai Tower

En esta ciudad puedes visitar una de las torres más altas del mundo, la Shanghai Tower. Esta torre tiene una altura de 632 metros, nada fácil de subir por escaleras, por lo que cuenta con varios ascensores, los cuales son unos de los más rápidos del mundo (74 km/h). Ahí puedes encontrar salas de exposición, oficinas, hoteles y muchas cosas más. Nosotros nos fuimos directamente a unos de los últimos pisos para ver esta gran ciudad desde las alturas. La vista es bastante impresionante.


Tianzifang

Es un mercado turístico muy cerca de la concesión francesa de Shanghai, este antiguo barrio residencial fue renovado y ahora cuenta con pequeños bares, restaurantes, tiendas y galerías de arte, todo esto en callecitas tradicionales.


Concesión Francesa de Shanghai

Tras ganar en la segunda Guerra del Opio, este antiguo barrio fue ocupado por acaudaladas familias francesas, fue gobernada como si fuera parte de Francia desde 1849 hasta 1946. Actualmente es una zona con boutiques, hoteles, galerías, restaurantes y cafés.


Jardín Yuyuan

Es un jardín privado que fue construido durante la dinastía Ming por encargo de Pan Yuduan. Cuenta con 20,000 metros cuadrados en el cual puedes encontrar estanques, puentes, zonas rocosas y arboledas.

Esos dos días fueron bastante ajetreados, sobre todo porque caminamos mucho, 23 km para ser precisos y el clima era bastante caluroso y humedo, asi que podran imaginar lo bien que nos sentíamos después de tomar una ducha cuando regresabamos al hotel.

Después de estos primeros días de descubrimiento, nos preparamos para irnos de Shanghai y tomar un tren con dirección al este de China.

Próxima parada: Huangshan y las montañas amarillas.

Esperando para abordar el tren en dirección a Huangshan Norte.

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Paris ¿Je t’aime?

París, la ciudad del amor, reconocida mundialmente como una de las ciudades más bellas en el mundo, recibe millones de turistas cada año, pero ¿es realmente tan bella cómo dicen? Aquí te cuento un poco mi experiencia.

Esta famosísima ciudad me recibió como turista por allá en el 2010, cuando llegué por primera vez en Europa, en el 2016 me adoptó como una parisina durante un tiempo y desde el 2017 hasta hoy, trabajo de vez en cuando en esta capital, pero ¿cuáles fueron mis impresiones?

En el 2010, París me hacía pensar en Amélie Poulain, el Moulin Rouge, la Torre Eiffel… y el típico acordeón francés tocando la “vie en rose” de Edith Piaf, efectivamente era una gran fascinación descubrir la capital donde se han grabado miles de películas y que yo había visto tan solo en fotos y videos. Puedo decir que estaba maravillada y solo veía el lado “bonito” de esta ciudad, como suele ser en la mayoría de las ciudades a donde uno va como turista.

Me parecía chistoso ver la gente que iba de todos lados en el metro, escuchar el idioma francés y no entender nada me daba mucha curiosidad, esto también me motivó a querer mejorar en ese idioma. La primera impresión había sido buena y me fui feliz de haber descubierto esta ciudad.

Después de haber vivido un año en Lille, en el norte de Francia, tuve que mudarme a París en el 2016 para poder iniciar mis prácticas profesionales.

Siendo honesta: los dos primeros meses fueron una pesadilla, los “departamentos» eran minúsculos, 10 m2, por un precio muy elevado, imposible pagar con un sueldo de practicante. Cuando por fin encontré un lugar correcto donde vivir, había problemas de los que no me di cuenta cuando lo visité, por lo que tuve que recomenzar mi búsqueda.

No tenía lugar seguro donde vivir, ahora yo era parte de la gente que corría de todos lados en el metro y no era ni chistoso ni bonito. Tener que entender toda la burocracia francesa también fue muy difícil.

Encontrarse lejos de la familia y amigos en una ciudad tan grande era muy duro, no entender completamente lo que me decían también me frustraba. No me sentía cómoda viviendo allá, así que regresaba a Lille todos los fines de semana y me alejaba de todo el bullicio de la gran ciudad.

Finalmente, después de dos meses, encontré un lugar donde vivir, mejoró mi ánimo, las cosas empezaron a acomodarse y es cuando realmente empecé a disfrutar vivir en París. Después del trabajo podía ver a mis amigas, los fines de semana visitaba museos y salía con mi novio, empezaba a descubrir el París que estamos lejos de conocer cuando se viene solo en modo turista, una vez más la ciudad volvía a ser tan “charmante” como lo era en mis recuerdos.

Cuando me tuve que ir y después de todas las experiencias buenas y malas, debo admitir que estaba un poco triste. Había hecho amigos, me había encariñado con mi rutina “parisienne” e incluso extrañaba la panadería donde hacían el baguette que tanto me gustaba. Regresé a México dos meses en el inicio del 2017.

Al volver a Francia, tuve que buscar trabajo. Tenía dos ofertas, una en París y otra en Lille, pero no lo dudé, yo quería vivir en el norte, donde tenía amigos, mi nueva familia y ya en ese entonces, mi esposo. La calidad de vida es mucho mejor en provincia, eso es algo que aprendí a apreciar durante mi estancia en la capital.

Hoy en día, en mi trabajo, tengo viajes constantes a París, digamos que tengo un equilibrio en mi dosis: lo suficiente para no extrañar y tampoco demasiado para no sentirme ahogada por la rutina del metro, trabajo y casa, “métro, boulot, dodo” de la qué se quejan muchos parisinos.

La Lumière